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OBRA PICTÓRICA

Ciertos tonos del blanco

Esta justificación del blanco sobre blanco, su testimonio como misterio de mi propio devenir pictórico vinculado a las arquitecturas del sur, a lo que yo llamo mi «inconsciente sevillano», manifiesta de nuevo la presencia central del muro en mi memoria, la persistencia de lo que algunos críticos han llamado la «piel pictórica» de Verdugo, transmutada ahora en la materia en estado puro.

Fernando Verdugo. El Blanco como pretexto. Texto catálogo, “Cuenca otra mirada. Fundación Antonio Pérez”.

El Árbol de la vida

El espectador habrá de traspasar, aunque le cueste, la “piel” de las obras de Verdugo, ir más allá de esos mosaicos elaborados con desconocidas técnicas, de esos muros de sillerías, de esas capas de cal, de las grietas cuarteadas y raspaduras, de la hábil imitación del moho y del salitre.  Habrá de penetrar en esa Sevilla que el pintor recuerda, en el misterio de ese “árbol de la vida”, en el que se halla representada la huella árabe, y que acaba convirtiéndose en motivo único, en sujeto de análisis, en imagen obsesiva constantemente reinterpretada.

Javier Rubio Nomblot. «Las paredes mágicas de Verdugo».  El Punto de las Artes.

EL Muro

Fernando Verdugo, tal y como ya hizo notar Juan Manuel Bonet, conecta con una tradición matérica y de mirada sobre el muro que atraviesa el siglo XX, desde las fotografías de grafittis de Brassai a Dubuffet o Tápies, pasando por los decollages rasgados de Mimmo Rotella. Con todos ellos comparte una voluntad de recuperar para la visión y para los sentidos los lugares triviales entrevistos en los paseos, y así rescatar para la pintura las texturas de una memoria cotidiana de lo humilde. Es precisamente en esa reconsideración donde se inicia la poética de Verdugo sobre la memoria, el fragmento y la arquitectura.

Santiago Olmo. «El vicio de tocar». Catálogo exposición Fundación Antonio Pérez. Diputación de Cuenca. 

Arquitecturas

Lo matérico en bruto, entendido como pura materia mineral, terrosa, geológica, se ordena en una arquitectura elemental, con la intención de establecer inventarios y clasificaciones, que permitan apreciar la naturaleza y las posibilidades de los materiales, mientras estos establecen diálogos plásticos entre sí.

Santiago Olmo. “La piel del sentimiento”. Catálogo Ciudadela. Pabellón de Mixtos. Ayuntamiento de Pamplona

Escritos perdidos

Las obras que me parecen más sorprendentes, no sólo por la contundencia, incluso dimensional, exigida por el artista son esas a modo de inmensos sobres en cuyo reverso parece haber inscrito el artista textos fragmentados (…) Escrito en azul y Blanco sobre blanco no se sirven de molde ni de troquel, sino que es el propio artista el que escribe, sirviéndose, supongo, del mango de un pincel o de otro instrumento semejante, como quien ara o escarba en la sustancia constituyente de la pintura.

Mariano Navarro. “La piel del sentimiento”. Catálogo Fundación Antonio Pérez. Diputación de Cuenca.

Callejón del Agua

Pintura de la memoria, reconstrucción de la añorada Sevilla de infancia y adolescencia. Suelos, tapias, a veces tan sólo un color…le bastan estas cosas para construir una situación plástica, y lírica, para embarcarse y embarcarnos en un viaje hacia el Sur y hacia el pasado, hacia “allá lejos y hace tiempo”. “Callejón del agua” se titula un cuadro que es una nueva versión de otro (…) De lo que se trata es de reconstruir el suelo de ese lugar único, a la sombra del Alcázar.

Juan Manuel Bonet. El pintor en su entorno. “Fernando Verdugo. Nostalgia creadora”. Suplemento Blanco y Negro. Diario ABC.

Geometrías líricas

El dibujo intuitivo de líneas como hilos líquidos, centelleantes, en tramas dibujadas sobre superficies que bajo la mano del pintor se tornan de repente suaves al tacto y al alma. Son arquitecturas elementales levantadas al sur del sur, que se sirven de los almagres, los alberos, los añiles andaluces del pintor.

Laura Acosta. “Visiones Nómadas”. Catálogo Galería Isabel Ignacio.

La edad del hierro

El contraste entre los dos géneros de materia-una blanda y otra dura, una clara y otra oscura-sugiere en contrapunto entre la carne y la coraza. Donde la materia más dúctil y vulnerable, la “carne”, está señalada con toda clase de huellas de la presencia humana, arañazos, grafitti (…) La pintura de Verdugo implica un parngón entre dos géneros de temporalidad; la de los procesos físicos y la de las huellas humanas.

Guillermo Solana. “Fernando Verdugo”. El Cultural. Suplemento Diario El Mundo.

Geologías

Rastrear los vestigios arcaicos para reconstruirlos con mimo e integrarlos en un proyecto creativo riguroso es uno de los desafíos más apasionantes de las piezas de Verdugo (…) Una belleza que descansa tanto en la prolijidad del uso de los materiales sólidos como en la, por momentos, atrevida actitud frente al color.

Marcos Ricardo Barnatán. “Memoria y Presente”. Fernando Verdugo. Metrópoli. Suplemento Diario El Mundo.