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LOEWE

VERDUGO, COLABORACION CON LOEWE

En 1996 la prestigiosa firma Loewe, con tiendas exquisitas en las grandes capitales mundiales, celebró el 150º aniversario de su creación en España. La vocación de la firma de aunar arquitectura, diseño y arte, llevó a Enrique Loewe y a su equipo a invitar a reconocidos artistas a intervenir en sus escaparates con obras de arte personales. El mecenazgo de la Fundación Loewe en los campos de la música, el ballet, la poesía, el diseño y el arte es sobradamente conocido y admirado. Para el año de su 150º aniversario, artistas como Sigfrido Martín Begué, Carlos Franco o Fernando Verdugo realizaron proyectos artísticos para los escaparates de todas las tiendas Loewe.  El proyecto de Verdugo, que fue elegido para presentarlo en las tiendas de Loewe de todo el Mundo, evocaba su memoria andalusí y su versión sintética del árbol de la vida en murales y columnas de montajes/collages de grabados con técnicas aditivas, finalizados a mano, en diversos formatos. Los muros iban acompañados, en algunos casos, de esculturas de neón representando de un modo minimalista el signo icónico de esa serie de Verdugo.  El refinado tratamiento de las pieles en Loewe  y el interés de Verdugo por la piel de la ciudad, sus abstracciones de muros, sus viejos azulejos velados y sus signos, completaron una interesante fusión artística.

LO ORNAMENTAL EN VERDUGO, POR SANTIAGO OLMO

Desde esa perspectiva adquiere una gran importancia el proyecto realizado en 1996 para intervenir los escaparates de Loewe con motivo del 150 aniversario de la firma, en diversas ciudades del mundo. Par ello Fernando Verdugo se sirve del grabado para generar obras de contundente lectura pictórica. Bien es cierto que el tratamiento al que Fernando Verdugo somete al grabado lo convierte en obra única: los fondos son iluminados a mano, posteriormente a la estampación, utilizando colores y tonalidades diferentes. Evidentemente la obra resultante se aleja de la noción de seriación del grabado y se integra en la idea de unicidad de la pintura. Sobre grandes paneles de diferentes formatos compone mediante diversos grabados de la misma medida (40 X 40 cm.) muros de un exquisito refinamiento ornamental. Los grabados, realizados siguiendo un complejo proceso matérico, ofrecen el efecto de ciertos azulejos de reflejo metálico. Algunos son densidades de color de distintas tonalidades, otros reproducen sobre fondos matéricos seriados, pero a la vez individualizados, la emblemática silueta del árbol de la vida.

( Texto catálogo Exposición en Ciudadela. Pabellón de Mixtos de Pamplona).